Tratamiento de la hiperplasia prostática benigna con métodos naturales. Una mirada objetiva a los suplementos alimenticios
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Realidad y mitos sobre la curación de la próstata
Condiciones para la recuperación de las funciones de la próstata y su probabilidad al usar hierbas, decocciones e infusiones
Para que la función de la próstata se restablezca por completo, o al menos en la mayor medida posible, y su hiperplasia benigna desaparezca, es necesario crear ciertas condiciones en el organismo. Son tres. Las enumeraré todas.
- Primero, aumentar la elasticidad del tejido vascular.
- Segundo, reactivar la circulación sanguínea completa (si se logran el primer y el segundo puntos, el efecto se manifiesta en todo el cuerpo, no solo en la zona pélvica).
- Y tercero, estabilizar el funcionamiento del sistema endocrino.
Entre estos tres factores existe una relación directa y, si alguno de ellos se ignora durante el tratamiento, no habrá resultados. Le propongo analizar si realmente se logra alguna mejora y en qué medida se manifiesta según cada criterio durante el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna con remedios naturales, y al mismo tiempo formarse una opinión propia, fundamentada e independiente sobre su papel en los intentos de recuperación ante la HPB. Se trata principalmente de plantas —en su mayoría hierbas— y productos derivados de ellas.
Análisis fundamentado
- La primera parte es la elasticidad del tejido vascular. Quien haya practicado el autocontrol sabe que el peso corporal, por lo general, varía ligeramente a lo largo del día. Pésese antes de dormir y justo al despertar. Si ha habido micción, reste el volumen de líquido eliminado. La pérdida neta de peso durante la noche puede alcanzar entre 0,5 y 1 kilogramo, o incluso más. Esa pérdida corresponde al líquido que el cuerpo elimina, en su mayoría, a través de las vías respiratorias. La deshidratación es una de las causas de los espasmos, y estos son lo opuesto a la elasticidad. Durante el día, cada uno de nosotros repone de forma natural las pérdidas de agua. La manera más sencilla y eficaz de mantener el equilibrio hídrico durante el descanso pasivo es el consumo controlado de aceite vegetal (de girasol, oliva, calabaza o lino). Probablemente haya leído o escuchado mucho sobre sus propiedades. Suelen describirse en términos generales, sin posibilidad de objeción, pero cuando uno busca detalles concretos, rara vez los encuentra. Se habla de vitaminas, minerales, ácidos grasos, reducción del “colesterol malo” y de un mejor metabolismo. Todo eso está bien, pero si esas recomendaciones se aplican al tratamiento de la próstata con métodos naturales, no van en la dirección correcta. Los componentes viscosos del aceite, una vez absorbidos, recubren las membranas celulares y ayudan a mantener el equilibrio hídrico. Así se mejora eficazmente la elasticidad de las células y, en consecuencia, de los tejidos. Tomar diariamente en ayunas unos 30 gramos (una cucharada y media sopera) de un aceite vegetal de buena calidad —preferiblemente por la tarde, y para facilitar su digestión y evitar molestias intestinales, beba diez minutos después una taza de té muy caliente con miel— le permitirá reducir notablemente la pérdida nocturna de líquido en poco tiempo. No es un cambio radical, pero sí positivo. No es necesario complicarse ni comprar aceites caros; elija uno accesible para su presupuesto. Lo más importante es que sea auténtico y no haya sido sometido a tratamiento térmico (prensado en frío). Las contraindicaciones son pocas (colelitiasis, colecistitis).
- La segunda parte es la circulación. Sobre este tema —aunque la mayoría de los consejeros ni siquiera lo considera— se proponen decenas de recetas (con epilobio, avellano, partes de abeto, álamo temblón, equinácea y otras), incluidas mezclas herbales complejas (lo cual, como verá, debería ser motivo de precaución), sin tener en cuenta una regla importante. El efecto terapéutico destinado a mejorar la circulación sanguínea mediante el uso de hierbas solo es posible si no hay efectos secundarios. Los pacientes diagnosticados con hiperplasia prostática benigna suelen padecer trastornos cardiovasculares. El consumo de decocciones (y más aún de infusiones alcohólicas) puede provocar, tras un aumento inicial de la circulación, nuevos espasmos y un incremento de la presión arterial, causando daño. Estos preparados deben utilizarse únicamente si no hay signos de hipertensión, y siempre bajo control constante (con tensiómetro). Todo lo que relaja tiene un inconveniente principal: su efecto es de corta duración y puede desaparecer por completo con el tiempo.
- La tercera parte es la estabilización del sistema endocrino. En cuanto a este punto, no he encontrado hierbas que regulen el nivel de dihidrotestosterona directamente en la próstata, y considero que es mejor no buscarlas. Si existiera algo que ejerciera incluso una influencia remota, seguramente tendría efectos secundarios peligrosos.
La conclusión será negativa
Intento ser objetivo, y mi conclusión es la siguiente: la información sobre la posibilidad de tratar la hiperplasia prostática benigna con hierbas está muy exagerada y debería considerarse únicamente como un complemento con influencia mínima. Lo mismo puede decirse de las hierbas para el tratamiento de la prostatitis crónica. Estoy convencido de que la gran mayoría de los pacientes que ya han probado su eficacia coincidirán conmigo. Quien afirme haber curado la glándula prostática únicamente con hierbas antiinflamatorias y analgésicas se engaña a sí mismo y confunde a los demás. Hay que llamar a las cosas por su nombre: un alivio temporal e inestable no es una curación completa. Y la falta de resultados en la búsqueda o uso de métodos naturales tampoco es la peor de las situaciones. Lo más importante es evitar los efectos secundarios negativos o la agravación de los síntomas de la hiperplasia benigna. A menudo, las recetas se distorsionan. Por ejemplo, resulta preocupante cuando los pacientes preguntan si es posible tratar la próstata con celidonia. A la naturaleza no se la engaña, y la enfermedad no se vence con la inactividad. El tratamiento de la próstata con remedios naturales es un concepto muy relativo. Se requiere actividad física diaria, respiración profunda y una dieta moderada y equilibrada. Solo así se alcanzarán resultados positivos.
Tratamiento de la próstata con complementos alimenticios
Algunos buscan cómo tratar la HBP con remedios populares, o cómo curar la prostatitis crónica por el mismo camino, mientras otros intentan encontrar la verdad utilizando complementos alimenticios para la próstata. Permítanme expresar mi opinión sobre el uso de los llamados suplementos dietéticos.
No importa quién ni cómo se los promocione: son combinaciones de sustancias destinadas a ser consumidas con el fin de suplir deficiencias de vitaminas o minerales en el organismo. Estos productos no tienen, ni han tenido ni tendrán jamás otras propiedades. Lo digo claramente: intentar tratarlos como un método de curación es absurdo.
A menudo hay que demostrar que lo perjudicial es realmente peligroso, que la basura es basura y no una panacea. En algún momento, personas con inclinaciones fraudulentas comenzaron a considerar los complementos alimenticios como una fuente de enriquecimiento. El sistema de corrupción en mi país permite a los estafadores organizar impunemente diversos esquemas de venta, presentando estos productos como conjuntos milagrosos para la curación. Funcionarios del poder y de las fuerzas del orden encubren estas estafas. Los más cínicos de estos oportunistas se agruparon en asociaciones (empresas) con nombres tranquilizadores. Controlan este negocio desde la producción hasta la venta final. Las píldoras en sí son inútiles, meras cápsulas vacías. Pero todo lo que las rodea lo hacen de buena calidad: la etiqueta, el envase, la caja. En las etiquetas indican países con reputación seria (Alemania, Francia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos, China industrial). Es un engaño, pero sirve para influir en la mente del futuro comprador. Es la cara del producto, y en eso invierten más. Siempre inventan un nombre llamativo o misterioso (“El secreto del Tíbet”, “La fuerza de los diez dragones”, “Súper salud masculina”).
Las personas interesadas aplican con precisión los conocimientos del marketing y promocionan con fuerza el complemento alimenticio. Se trata de sitios web con diseños atractivos e incluso de anuncios televisivos (a veces pequeños programas sobre el producto). El costo de esa publicidad se incluye en el precio final. La cápsula en sí (o la forma líquida) carece totalmente de base científica que demuestre su eficacia. No existe información veraz sobre los mecanismos de acción en el organismo. Si dicen que emplean métodos científicos de desarrollo, mienten. Lo más probable es que fabriquen las píldoras con componentes neutros para no causar daño. Por curiosidad, entré en el primer sitio publicitario que encontré y leí sobre la acción de un complemento alimenticio recomendado para la hiperplasia prostática benigna; se lo describo: “limpieza de los vasos sanguíneos” (en lenguaje claro: laxante que provoca diarrea), “corrección del metabolismo” (beber un vaso de agua con la pastilla ya altera el metabolismo, es decir, corrige el metabolismo), “restablecimiento de las conexiones dañadas” (eso son vitaminas, y en frutas y verduras hay más, y son reales). Así que, paso a paso, en la descripción no hay mentiras evidentes. Mienten en lo esencial: en que curan. Pero al consumidor potencial se le presenta todo como “un diamante de muchos quilates en engaste de platino”.
Sobre los métodos de venta de los complementos alimenticios
En cuanto a las ventas. El principio consiste en buscar a quien más los necesita. Hasta ahora he identificado tres métodos principales de comercialización, aunque con el tiempo pueden surgir otros. Los describiré brevemente.
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Primero.
Ofrecer un precio que cause el mínimo descontento tras un uso inútil. Se fija un precio aceptable. De ese modo pueden vender durante mucho tiempo, hasta la completa pérdida de credibilidad del producto. Luego cambian el nombre o eliminan el punto de venta.
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Segundo.
Vender de manera que, cuando aparezcan reclamaciones, no haya a quién presentarlas. Son transacciones que se realizan por teléfono o por Internet. El objetivo es impresionar al cliente con un supuesto profesionalismo (solo de palabra, por supuesto, ficticio), idealmente provocando un estado de desconcierto temporal. El precio ya se calcula en cientos de dólares, a veces más. Tras la compra, es imposible volver a contactar con el vendedor, y tampoco tendría sentido. Desde hace años prospera así un cierto “Centro de Salud de la Nación” en Rusia. Allí llevan años engañando a la gente con total impunidad, operando incluso en algunos países europeos, y nadie intenta detener a esos delincuentes. Cuento esto para advertir: si alguna vez desean adquirir un producto poco conocido y durante la conversación con su vendedor escuchan frases como “efecto antiproliferativo y antiandrogénico”, “componentes esteroides de serenoa”, “inhibición de la aromatasa”, “bloqueo de la unión de los estrógenos con los receptores estrogénicos” (tomé esta descripción de un sitio publicitario), y además ven errores ortográficos en palabras difíciles, no se alteren. Mantengan la calma, contengan cualquier entusiasmo o emoción si aparece, exhalen el aire viciado y respiren aire fresco. Den una pausa a su mente y, después, terminen decididamente la conversación con el charlatán.
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Tercero.
Trabajar con el cliente mientras tenga capacidad o deseo de pagar. El colmo del cinismo es vender complementos alimenticios que “curan” en varias etapas, sin advertirlo desde el principio. En tal caso se le propone al paciente pagar una suma equivalente a mil dólares o más “por la salvación”. Tras consumir el producto (porque de otro modo no se puede llamar tratamiento), sin notar mejoras, el comprador vuelve al vendedor. Este, con fingida sinceridad, explica que el proceso de recuperación debe hacerse en dos (o tres) etapas y le ofrece una nueva dosis de engaño por el mismo precio. Todos quieren estar sanos, también los de escasos recursos. Escuché la historia de un anciano con una pensión miserable de 150 dólares que pidió un crédito en el banco y pagó por aquella porquería diez veces su ingreso mensual, 1500 dólares. La insensatez de su acto y su tragedia las comprendió después, cuando entendió que había perdido el dinero irremediablemente y que el remedio no sirvió de nada. Además, durante mucho tiempo ejercieron sobre él una fuerte presión moral: “No funcionó porque no compró el siguiente tratamiento”. Naturalmente, esos esquemas se crean para extraer la máxima cantidad de dinero, especialmente de los más indefensos.
No solo confío, sino que estoy seguro de que, después de familiarizarse en este sitio con toda la información sobre la HBP y con el propio método “Sin hiperplasia prostática benigna”, ya no será posible atraparlo en esa trampa; o, mejor dicho, usted mismo dejará de buscarla.
Con respeto al lector, Plotyan Gennadiy, Ucrania.

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